lunes, 15 de octubre de 2012


Pascua: El camino de la cruz

Jesús, cargando sobre si la cruz, salió de la ciudad para dirigirse al lugar llamado «del Cráneo», en hebreo, «Gólgota». Allí lo crucificaron; y con él a otros dos, uno a cada lado y Jesús en el medio". ( Jn. 19, 17-18)

PRIMER MOMENTO: La propuesta de este encuentro es adentrarnos en el corazón de Jesús y vivir junto a él su «hora» más importante: la hora de su Pascua. Vamos a recorrer junto al Señor el itinerario que lo llevó a dar la vida por amor a nosotros y dejarnos atravesar por el inmenso gesto de amor del padre que ofrece a su hijo y su hijo que ofrece su vida. El Papa, habla a los jóvenes con motivo de haber compartido con ellos el Vía Crucis.

Mientras avanzábamos con Jesús, hasta llegar a la cima de su entrega en el Calvario, nos venían a la mente las palabras de san Pablo: «Cristo me amó y se entregó por mí» (Gál 2, 20). Ante un amor tan desinteresado, llenos de estupor y gratitud, nos preguntamos ahora: ¿Qué haremos nosotros por él? ¿Qué respuesta le daremos? San Juan lo dice claramente: «En esto hemos conocido el amor: en que él dio su vida por nosotros. También nosotros debemos dar nuestra vida por los hermanos» (1 Jn 3,16). La pasión de Cristo nos impulsa a cargar sobre los hombros el sufrimiento del mundo, con la certeza de que Dios no es alguien distante o lejano del hombre y sus vicisitudes. Al contrario, se hizo uno de nosotros «para poder compadecer él mismo con el hombre, de modo muy real, en carne y sangre… Por eso, en cada pena humana ha entrado uno que comparte el sufrir y padecer; de ahí se difunde en cada sufrimiento el consuelo del amor participado de Dios y así aparece la estrella de la esperanza»

SEGUNDO MOMENTO: El Vía Crucis:
Para realizar el Vía Crucis será necesario ambientar nuestro lugar de encuentro, con las catorce estaciones (aquí incluimos la decimoquinta, que es la Resurrección del Señor) en carteles que pegaremos en el salón. Puede resultar conveniente también que cada participante tenga en su mano una hoja con todas las estaciones para poder así facilitar la reflexión.

En cada una de las estaciones, el catequista o coordinador hará una breve introducción y cada participante tendrá unos minutos de reflexión personal que girará en torno a las preguntas que aparecen en las fichas. Luego en grupos de tres, se dialoga y comparte lo reflexionado. Iniciamos este camino con una oración grupal reunidos frente a la imagen de Jesús crucificado. Luego invitamos a ir recorriendo el camino de Jesús hacia su Pascua, guiados por las estaciones que aquí mostramos:

TERCER MOMENTO: Oración: Terminamos el encuentro con una oración grupal. Sentados en ronda el catequista o coordinador tomará un crucifijo y expresará espontáneamente una oración, que diga con sencillez lo que ha significado el recorrido del Vía Crucis.

Luego lo pasará a un participante para que exprese su oración y éste lo pasará a otro integrante hasta completar la ronda. Luego, todos juntos dicen:

Señor, Jesús crucificado, hijo de María:
Abre tus oídos y escúchame, como escuchaste la voz de tu amado Padre;
Abre tus ojos y mírame, como miraste a tu madre desde la cruz;
Abre tus labios y háblame, como hablaste a tu discípulo para llamarlo hijo de María;
Abre tus brazos y abrázame, como los abriste en la cruz para abrazar a todos los hombres;
Abre tu corazón y lléname de tu gracia, como derramaste sangre y agua de tu costado. Amén.

«En esto hemos conocido el amor: en que él entregó su vida por nosotros. Por eso también nosotros debemos dar la vida por nuestros hermanos». 1 Jn. 3, 16

La Biblia y los Jóvenes
por Ricardo Stirparo y Horacio Prado

Abril 2012 – Diálogo 2012

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