lunes, 15 de octubre de 2012

APRENDER A DECIR GRACIAS. 2012


Decir... ¡Gracias!

Entre todos los papelitos con anotaciones que tengo dando vueltas por mi escritorio, encontré uno que me pareció importante: El agradecimiento es la memoria del corazón –dice con mi letra. Lo anoté hace unos meses y recuerdo que la frase la escuché por televisión. Los desagradecidos no tienen memoria en el corazón, me dije, jugando con la frase.

El año se está terminando, estamos con nuestras últimas energías, y de alguna forma u otra hacemos un balance.

Miramos hacia el almanaque, y nos avisa que queda solamente un mes más, el último, y el calor que nos va apretando poquito a poco, nos avisa que está llegando el verano.

Y esto de ser memoriosos con el corazón, de ser agradecidos, me lleva a repasar mentalmente lo mejor y lo peor de este año, a pensar en tantas personas que me han ayudado, con una acción concreta o a través de algún consejo o una palabra justa, en el momento que más lo necesitaba. Y así, me fui armando una especie de lista mental, de aquellas personas a las que quisiera agradecer. ¡Quiero darles las gracias por todo! Y por qué no escribirles, y acompañar el saludo de fin de año y buenos deseos, con un ¡muchas gracias!

La palabra «gracias», en plural, la usamos como expresión de agradecimiento. Es por eso que quiero expresar, en primer lugar, mi agradecimiento a todos ustedes, los lectores de Diálogo, que están allí, y que nos siguen en cada publicación.

Quiero también agradecer a Juan Carlos y María Inés, por brindarme un espacio tan importante para expresar mis ideas y sentimientos. Y aprovechar para felicitarlos por seguir adelante, manteniendo vivo a Diálogo, con todo el esfuerzo que implica. Y yendo más allá de esta columna, quiero agradecer a todas las personas que durante este año me han ayudado a crecer y a mejorar como persona.

No quiero olvidarme de agradecer a Dios. Dar las gracias por las gracias concedidas. Gracias por todo lo lindo que ocurrió en mi vida en este año y por la fuerza para afrontar las desgracias o los momentos difíciles. Esos momentos, puestos a la luz del paso del tiempo, siempre tienen un significado para mejor, aunque no podamos o queramos entenderlo.

Pero si lo pienso bien, no tengo que separar. Si Dios vive en el prójimo, al dar las gracias a todas las personas que lo merecen, también estaré agradeciéndole a Dios.

Los invito, en este último mes del año a ser agradecidos y repasar todas aquellas cosas buenas que nos pasaron a lo largo de este 2011. Hagamos presente el agradecimiento, para ser memoriosos con el corazón. En esta era tan virtual, se me ocurre que podríamos volver a escribir una carta, o enviar una tarjeta, o hacer un llamado telefónico. Todas estas cosas simples, en estos tiempos de circulación masiva y directa de información, valen muchísimo más y sorprenden mucho más.

Yo, desde aquí, les doy las gracias a todos, por compartir mi «Enfoque joven», y un gracias también a los que me siguen a través de mis libros de cuentos. Cada vez que me leen, hacen que mis palabras tengan sentido. Y si las comparten, mejor aún.

Quiero hacer público mi agradecimiento a la gente de los pueblos Nelson y Llambí Campbell, provincia de Santa Fe, por recibirme tan cariñosamente a mí y a mis cuentos. ¡Nunca los olvidaré! Gracias al colegio de Pergamino por recibirme, y a los chicos por hacer esas preguntas tan profundas y seguir soñando juntos. Un gracias enorme también a la gente de Pinamar y las localidades aledañas por invitarme a compartir momentos tan importantes para mí. Todos estos lugares que visité, me han permitido crecer, dándome la oportunidad de compartir mis cuentos con chicos, jóvenes y grandes. Y de seguir alimentando mí sueño de ser escritor.

Queridos lectores, un año más está terminando. ¡Seamos felices! ¡Seamos agradecidos!
Que tengan todos una Feliz Navidad compartida, y que la venida de Jesús niño, nos de la fortaleza para encarar un 2012 con todo lo necesario.

Y si han pensado en escribirme y aún no lo han hecho, los espero. Es muy bueno para mí, saber que están allí.

¡Hasta la próxima! Mis mejores deseos para el 2012.

por Martín Gozdziewski

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