Decir... ¡Gracias!
Entre todos los papelitos
con anotaciones que tengo dando vueltas por mi escritorio, encontré uno que me
pareció importante: El agradecimiento es la memoria del corazón –dice con mi
letra. Lo anoté hace unos meses y recuerdo que la frase la escuché por
televisión. Los desagradecidos no tienen memoria en el corazón, me dije, jugando
con la frase.
El año se está
terminando, estamos con nuestras últimas energías, y de alguna forma u otra
hacemos un balance.
Miramos hacia el
almanaque, y nos avisa que queda solamente un mes más, el último, y el calor que
nos va apretando poquito a poco, nos avisa que está llegando el
verano.
Y esto de ser memoriosos
con el corazón, de ser agradecidos, me lleva a repasar mentalmente lo mejor y lo
peor de este año, a pensar en tantas personas que me han ayudado, con una acción
concreta o a través de algún consejo o una palabra justa, en el momento que más
lo necesitaba. Y así, me fui armando una especie de lista mental, de aquellas
personas a las que quisiera agradecer. ¡Quiero darles las gracias por todo! Y
por qué no escribirles, y acompañar el saludo de fin de año y buenos deseos, con
un ¡muchas gracias!
La palabra «gracias», en
plural, la usamos como expresión de agradecimiento. Es por eso que quiero
expresar, en primer lugar, mi agradecimiento a todos ustedes, los lectores de
Diálogo, que están allí, y que nos siguen en cada publicación.
Quiero también agradecer
a Juan Carlos y María Inés, por brindarme un espacio tan importante para
expresar mis ideas y sentimientos. Y aprovechar para felicitarlos por seguir
adelante, manteniendo vivo a Diálogo, con todo el esfuerzo que implica. Y yendo
más allá de esta columna, quiero agradecer a todas las personas que durante este
año me han ayudado a crecer y a mejorar como persona.
No quiero olvidarme de
agradecer a Dios. Dar las gracias por las gracias concedidas. Gracias por todo
lo lindo que ocurrió en mi vida en este año y por la fuerza para afrontar las
desgracias o los momentos difíciles. Esos momentos, puestos a la luz del paso
del tiempo, siempre tienen un significado para mejor, aunque no podamos o
queramos entenderlo.
Pero si lo pienso bien,
no tengo que separar. Si Dios vive en el prójimo, al dar las gracias a todas las
personas que lo merecen, también estaré agradeciéndole a Dios.
Los invito, en este
último mes del año a ser agradecidos y repasar todas aquellas cosas buenas que
nos pasaron a lo largo de este 2011. Hagamos presente el agradecimiento, para
ser memoriosos con el corazón. En esta era tan virtual, se me ocurre que
podríamos volver a escribir una carta, o enviar una tarjeta, o hacer un llamado
telefónico. Todas estas cosas simples, en estos tiempos de circulación masiva y
directa de información, valen muchísimo más y sorprenden mucho más.
Yo, desde aquí, les doy
las gracias a todos, por compartir mi «Enfoque joven», y un gracias también a
los que me siguen a través de mis libros de cuentos. Cada vez que me leen, hacen
que mis palabras tengan sentido. Y si las comparten, mejor aún.
Quiero hacer público mi
agradecimiento a la gente de los pueblos Nelson y Llambí Campbell, provincia de
Santa Fe, por recibirme tan cariñosamente a mí y a mis cuentos. ¡Nunca los
olvidaré! Gracias al colegio de Pergamino por recibirme, y a los chicos por
hacer esas preguntas tan profundas y seguir soñando juntos. Un gracias enorme
también a la gente de Pinamar y las localidades aledañas por invitarme a
compartir momentos tan importantes para mí. Todos estos lugares que visité, me
han permitido crecer, dándome la oportunidad de compartir mis cuentos con
chicos, jóvenes y grandes. Y de seguir alimentando mí sueño de ser
escritor.
Queridos lectores, un año
más está terminando. ¡Seamos felices! ¡Seamos agradecidos!
Que tengan todos una
Feliz Navidad compartida, y que la venida de Jesús niño, nos de la fortaleza
para encarar un 2012 con todo lo necesario.
Y si han pensado en
escribirme y aún no lo han hecho, los espero. Es muy bueno para mí, saber que
están allí.
¡Hasta la próxima! Mis
mejores deseos para el 2012.
por Martín Gozdziewski
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